04.02.2021

Friedrich-Ebert - Un homenaje a 150 años de su nacimiento

Hoy se cumplen 150 años del nacimiento de Friedrich Ebert, y desde el ILDIS, oficina de la Fundación Friedrich Ebert en Venezuela, hemos preparado este pequeño homenaje a su obra y su memoria.

Es al mismo tiempo, una contribución a la reflexión histórica y política sobre las formas de la democracia, la justicia social y la construcción de consensos en circunstancias especialmente difíciles.

Lo que presentamos a continuación es un breve recorrido por la vida y la trayectoria política de Friedrich Ebert, primer presidente electo democráticamente para la primera República en Alemania: La República de Weimar.

Friedrich-Ebert - Valor cívico y sentido de responsabilidad

Por Katharina Wegner

El 11 de febrero del año 1919 Friedrich Ebert presidente del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), es electo como el primer jefe de Estado de la primera república democrática en Alemania. Ha ganado 277 de los 379 votos en la Asamblea Nacional, es el primer parlamento salido de elecciones libres y democráticas que se había reunido en Weimar.

Esta elección es un acontecimiento asombroso: Ebert no sólo es el líder de un partido de – en la opinión de la burguesía y los militares – de los “chamos sin patria", sino que además es un guarnicioner, hijo de un sastre. De guarnicionero al jefe de estado de uno de los países más grandes e importantes de Europa – un ascenso social increíble.

1. Estaciones de su vida

Friedrich Ebert nació el 4 de febrero 1871 en Heidelberg, una pequeña ciudad en el sur de Alemania, pocas semanas después de la unificación del Imperio Alemán y de la coronación emperador alemán a Wilhelm, rey de Prusia. Era el séptimo de nueve hijos e hijas del sastre Karl Ebert.

Después de ocho años de escuela primaria, Friedrich Ebert se dedicó los siguientes años, desde 1885 hasta 1888 a entrenarse como aprendiz en una guarnicionería. Como muchos oficiales de estos tiempos se fue a correr mundo para seguir aprendiendo del oficio. Finalmente, llegó en 1891 a Bremen, una ciudad dedicada al comercio en el norte de Alemania. Dos años antes había entrado en el sindicato de los guarnicioneros y en el SPD; este último fundado en 1875 y prohibido por el Estado alemán. Sin embargo, tres años más tarde, miembros del partido pudieron ser electos a los parlamentos regionales y al parlamento alemán, el Reichstag. En 1890 35 de los 397 diputados eran del SPD.

En 1894 Friedrich Ebert, contrae matrimonio con Louise Rump, una antigua criada y obrera de fábrica. Con ella tendría cinco hijas e hijos. Dos de sus hijos morirán a muy temprana edad en la primera guerra mundial.

Como miembro del partido y líder del sindicato, ya había sido identificado como un agitador por las autoridades y por los empleadores, lo que limitaba sus posibilidades de conseguir empleo. En vista de esta situación se vio en la obligación de alquilar una Taberna, y regentarla. Estos lugares funcionaban como un espacio para el encuentro y la discusión de los obreros organizados, por lo que Ebert vio la oportunidad de asesorar a los trabajadores sobre sus derechos y cómo defenderlos.

En 1899 es electo al parlamento de Bremen, presidiendo el grupo del SPD. En diciembre 1904 se muda con su familia a Berlín para trabajar como secretario de la junta directiva del partido. En 1912 es electo diputado al Reichstag y un año después presidente del SPD. 110 de los 397 diputados de este Reichstag eran del partido socialdemócrata, convirtiéndose así en el bloque parlamentario más grande.

Al finalizar la primera guerra mundial, el 3 de octubre 1918, el SPD entra por primera vez en el gobierno del imperio alemán -después de cuatro años de combate, el liderazgo de las Fuerzas Armadas de Alemania había declarado la guerra perdida. El 9 de noviembre 1918, abdica el emperador alemán, Alemania es declarada República y Friedrich Ebert su jefe de gobierno. El 11 de noviembre 1918 un armisticio con los países enemigos fue firmado por representantes de la nueva democracia alemana.

El 11 de febrero 1919 Ebert, es electo Presidente de la República. Muere el 28 de febrero de 1925, poco antes de que finalizara su primer mandato. En su testamento había propuesto la creación de una fundación que apoyara financieramente los estudios universitarios de hijas e hijos de padres obreros. La Fundación Friedrich Ebert se funda pocos días después de su muerte, el 2 de marzo 1925.

En Venezuela, la Fundación Friedrich Ebert, ampliamente conocida como ILDIS está presente desde el año 1973 busca promover debates en torno a los desafíos para la democracia, así como apoyar procesos de aprendizaje e intercambio entre actores políticos progresistas a nivel nacional y regional.

Importancia histórica

Friedrich Ebert era un hombre del centro, una persona práctica y pragmática. No le interesaban para nada las discusiones teóricas -que ya se extendían por décadas dentro del partido - entre los revolucionarios que, por un lado, sólo querían acabar con el régimen en el poder lo más rápido posible, y los revisionistas al otro lado que querían reformar el sistema y hacer los cambios de manera progresiva.

Para Ebert, lo fundamental era cómo mejorar la vida de las obreras y obreros en el presente. De sus años como asesor de los trabajadores durante su estancia en Bremen, llegó a conocer muy bien la miseria en la que vivían muchos de ellos, y su preocupación fundamental era cómo mejorar su vida en el presente.

Como presidente de la República, Friedrich Ebert era el símbolo del ascenso social a través de la educación. Había adquirido todos sus conocimientos mediante estudios autodidácticos y dentro del sistema clandestino de formación del partido. Su carrera mostró de qué era capaz un proletario. Tanto él como su esposa, una antigua criada, fueron los primeros en ejercer esta nueva función de llevar adelante la primera república democrática alemana. No había un modelo a seguir por lo cual hasta sus enemigos tuvieron que admitir que lo hicieron con soberanía, dignidad y discreción.

Todavía más impresionante es su valor cívico, su disposición a tomar responsabilidad y no agacharse sino aguantar en situaciones duras y difíciles. Con varias de estas situaciones tuvo que lidiar en el ejercicio de su cargo como presidente. En realidad la joven república se encontraba en crisis permanente durante todo su período de gobierno.

Desde el inicio de su mandato, la situación era desoladora: Después de cuatro años de guerra, dos millones de soldados alemanes muertos, millones de heridos, de meses con hambre en una gran parte de la población.

La gente estaba convencida de que Alemania estaba ganando la guerra y que por eso valían la pena estos sacrificios. Pero no era más que propaganda del Estado. De repente, de un día para otro, los militares habían declarado la lucha perdida. En lugar de asumir la responsabilidad - el emperador había abdicado - y pedir a los enemigos aliados un armisticio, habían dejado esta tarea a los representantes de la republica joven, muchos de ellos socialdemócratas.

Las condiciones de paz del Tratado de Versalles eran no solamente muy duras, sino, además, humillantes: Alemania terminó asumiendo toda la responsabilidad de la guerra.  Mientras tanto, millones de soldados alemanes que se habían quedado fuera del país y que debían ser llevados e integrados a una economía todavía de guerra; el pueblo estaba expuesto al tercer invierno de hambre y muchos murieron de la Gripe Española, partes del antiguo imperio querían escindirse y en esta situación se trataba de erigir un nuevo Estado democrático y social.

El nuevo orden apenas establecido, las élites derechistas del imperio pasado no dejaban de conspirar para recuperar su poder y desde la izquierda, presionaban para avanzar en una revolución que siguiera el ejemplo de la Revolución Rusa en 1917.

Friedrich Ebert había prometido ser el presidente de todo el pueblo y la mayoría de la gente no quería este tipo de revolución. Luchaba por una alianza entre la burguesía y los obreros y eso provocaba rupturas al interior de su propio partido. Fue víctima de ataques personales de ambos lados. Los ataques le afectaban mucho, pero nunca se dio por vencido hasta que murió con solamente 54 años.

No cabe duda que Friedrich Ebert incurrió en errores, graves errores, que entre otros, trajeron como consecuencia que en la República de Weimar no se lograra un cambio de las élites del Estado. Los funcionarios, los militares eran los mismos del imperio. La gran mayoría de ellos no estaba dispuesto a defender la república contra los enemigos del lado derecho – una causa del fracaso de este primer Estado democrático en el suelo alemán y del ascenso al poder de Adolf Hitler, casi una década después, en 1933.

La historiografía alemana, especialmente desde la izquierda, le ha criticado severamente y no ha reconocido adecuadamente su sentido de cumplimiento del deber, su valor cívico y las mejoras concretas que sus políticas lograron para millones de seres humanos oprimidos y pobres en Alemania.

Friedrich Ebert todavía no tiene el lugar que merece en la historia alemana moderna. Solamente el nombre de su fundación mantiene la memoria viva.

2. Friedrich Ebert y Venezuela

Durante muchos años de su vida política los asuntos exteriores no fueron tema de mayor atención para Friedrich Ebert. Sin embargo, como jefe de Estado tenía que representar a Alemania en el exterior. Aunque muy probablemente no tenía la menor idea de dónde quedaba Venezuela. Después de la guerra perdida, Alemania no tenía muchas relaciones con otros países fuera de los conflictos con las potencias victoriosas. Sin embargo, dos de sus pocos contactos con países no europeos fue con países de América Latina: Una era su visita del buque de guerra argentino en 1923 y la otra la visita del presidente electo, Plutarco Elías Calles, de México en 1924 en Berlín.

Friedrich Ebert, bien puede ser un ejemplo para quienes siguen trabajando para superar la crisis profunda que vive Venezuela hoy. Primero, por su compromiso y su lucha por los intereses de trabajadores asalariados y la superación de la pobreza. Era un sindicalista convencido, sus mayores inquietudes se orientaban a la realización de la política social, garantizar la protección del Estado en casos de enfermedad, desempleo, incapacidad laboral; problemas como el desamparo por falta de albergues y las condiciones de las viviendas vivienda, el derecho arrendatario, el derecho de familia, el derecho laboral, seguridad en el trabajo y el salario mínimo.

También se preocupó por la defensa de otros derechos humanos como la libertad de reunión y de asociación y el apoyo en procesos penales. En su tiempo en Bremen, entre 1894 y 1905, eran los temas que también trataba al nivel regional como diputado en el parlamento de Bremen. A partir de esta experiencia, llegó a conocer bien la magnitud de los desafíos que implicaba mejorar la calidad de vida de los trabajadores. En 1905, en su último año en Bremen, el número de trabajadores que se había acercado a Ebert para recibir sus consejos superaba los 13.000 - todo eso sin apoyo financiero del estado-.

En la República de Weimar bajo su dirección se realizaron muchas de las demandas relacionadas con estos temas: primero en la nueva constitución y luego en leyes sobre la seguridad en el trabajo, la representación de obreras y obreros y la cogestión en las empresas, la reducción de la semana laboral, los subsidios de desempleo, el sustento de millones de víctimas de la guerra y sus familias y cambios en el seguro por enfermedad. Muchos de estos temas tienen una relevancia especial en la Venezuela de hoy, y en el mundo en general.

El ejemplo de Friedrich Ebert, bien puede servir de ejemplo de cómo no renunciar en una situación desesperada – ni en la oposición, ni en el poder - sino simplemente continuar con el compromiso.

Más importante que los debates teóricos/ideológicos; para él lo importante era aprovechar las oportunidades que tienen los políticos una vez que acceden al poder para promover mejoras concretas en favor de la mayoría del pueblo alemán. 

Venezuela necesita hoy hombres y mujeres con el mismo espíritu. Sí, puede ser que Friedrich Ebert en su tiempo no fuera lo suficientemente radical, pero en una situación histórica especialmente difícil no quería actuar en contra de la voluntad de la gran mayoría de la gente. Fue una decisión consciente: Quería ser el presidente de todos los alemanes.

Después su fallecimiento un oficial superior de Prusia decía: “Es mucho más difícil hacer una revolución aburrida que hacer una revolución interesante. Pero si uno tiene suficientemente constancia es además mucho más revolucionario.”

Referencias

Podcast: Friedrich Ebert. Un homenaje a 150 años de su nacimiento

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